17 de Junio de 2021
Este recurso es el único elemento renovable y reciclable. Además, posee una ventaja inigualable: es capaz de absorber dióxido de carbono, lo que lo convierte en un mitigador del cambio climático.
Aumentar el uso de madera en las edificaciones e infraestructura es uno de los grandes desafíos que tiene la construcción en Chile y el mundo. Este material no solo destaca por ser sumamente versátil -se puede usar en estructura y vigas hasta paneles, encofrado y revestimiento de pisos-, sino que permite reducir el CO2 de la atmósfera.
En algunos países, las construcciones de madera superan el 60%, mientras que en Estados Unidos y Canadá, el 90%. “La madera ha sido utilizada durante siglos en infraestructuras, pero en los últimos años ha ido más allá, superando su uso tradicional, siendo considerada para edificaciones de gran altura. Además, se ha vuelto atractiva por su escasa huella ambiental”, explica Mario Yáñez, gerente de ingeniería de Tecno Fast.
El ejecutivo explica que Tecno Fast integra la madera como uno de los materiales protagónicos dentro de sus proyectos. Un ejemplo de ello, es el hotel Pérez Caldera en el yacimiento de Los Bronces, un hotel de 8 edificios de 6 pisos de altura, que fue fabricado 100% con módulos de madera.
A continuación, revisamos cinco razones para preferir la madera a la hora de construir tu vivienda:
La madera es el único recurso para construir que es renovable. Si los bosques son gestionados de manera sustentable, los árboles pueden crecer, ser cosechados y repuestos con nuevas plantaciones, para luego entrar en ese ciclo virtuoso.
Este elemento puede ser reciclado indefinidamente, lo que no sucede con los otros materiales de construcción. Asimismo, una vez que la madera deja de ocuparse para su propósito original, puede servir como base para otros productos.
Otro rasgo positivo de la madera es su baja energía incorporada, concepto que hace referencia a la cantidad de energía que se requiere para cosechar, extraer, fabricar y transportar hacia el lugar de uso de un material o producto.
Mientras los combustibles fósiles son la fuente primaria de energía para fabricar acero y concreto, el sol entrega de manera natural la energía para que los árboles crezcan. A esto se suma el hecho que la madera requiere una cantidad mucha más baja de energía para ser procesada en comparación a otros materiales.
Una tercera ventaja medioambiental de la madera es su capacidad de absorber carbono. Es sabido que los árboles cumplen un rol fundamental en la filtración y renovación del aire que respiramos, ya que ellos absorben el dióxido de carbono y el agua y luego liberan oxígeno. El CO2 queda almacenado hasta que el árbol muere o se quema, cuando el gas es liberado a la atmósfera.
Lo que muchos no saben es que los árboles utilizan el CO2 para producir madera y que los productos hechos de este recurso continúan almacenando el gas durante todo el tiempo que existan. De hecho, la mitad del peso de la madera corresponde al carbono absorbido.
La madera no sólo acumula grandes cantidades de CO2, sino que su fabricación genera emisiones de gases de efecto invernadero significativamente menores en relación a otros materiales: La producción de una tonelada de madera genera 33 kilos de emisiones netas de carbono, frente a los 265 kilos del concreto (8 veces más) y los 694 kilos del acero (21 veces más).
Una vez construido, un edificio de acero producirá cerca de 12.200 kilos de dióxido de carbono por metro cúbico, uno de concreto generará 385 kilos de CO2 y uno de ladrillo emitirá 375 kilos. Algo totalmente contrario a lo que sucede con uno de madera, que removerá 800 kilos de carbono por metro cúbico del aire.
Se calcula que, al sustituir el acero y el concreto con madera, pueden reducirse en promedio un 60% de las emisiones de GEI.
Gracias a la ingeniería de precisión y un proceso de manufactura controlado, las estructuras de madera son fabricadas a la medida, lo que permite optimizar el uso y reducir los desechos en hasta un 70%.
Además, cualquier residuo generado puede ser reutilizado o reciclado.
Por último, la madera contribuye a la eficiencia energética de un edificio porque su estructura celular contiene bolsones de aire que limitan su habilidad para conducir calor, lo que la convierte en un mejor aislante que otros materiales: es 400 veces mejor que el acero y 15 veces mejor que el concreto.