28 de Abril de 2022
Gracias a los avances tecnológicos de los últimos años, ya no es necesario construir un edificio o una casa en terreno. Ahora, es posible fabricar sus partes en una planta y luego trasladarlas al lugar donde se instalará. Esto es lo que se conoce como construcción modular, un proceso donde la infraestructura es producida en condiciones controladas y en el cual se usan los mismos materiales diseñados bajo los mismos estándares que las instalaciones tradicionales, pero con la gran ventaja de obtener la solución lista en la mitad del tiempo.
Tal como señala el Modular Building Institute –la entidad más prestigiosa en esta materia a nivel global-, la edificación se realiza en base a módulos que, al ensamblarlos en terreno, reflejan el mismo diseño y especificaciones de la construcción más sofisticada levantada in situ, sin comprometer ningún aspecto de la estructura.
Existen dos tipos de construcciones modulares: las permanentes, como los edificios de oficinas o residenciales, y las reubicables, que están pensadas para ser reutilizadas varias veces y trasladadas a distintos lugares.
Las soluciones modulares tienen cinco grandes beneficios frente a un edificio convencional:
Además, dado que entre el 60% y el 90% de la construcción se realiza en una fábrica, es posible mitigar el riesgo de atraso por razones meteorológicas.
Estas edificaciones también se pueden reutilizar, lo que reduce la demanda de materias primas y minimiza el uso de energía.
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